Una joya de película, la cual sintetiza las enseñanzas inmanentes a las leyes de la naturaleza. Se observan los cambios en los seres humanos en relación al tránsito de las estaciones del año. Antes una recomendación: ¡tener paciencia! que su apreciación requiere de contemplación.
- Título original
- Bom yeoreum gaeul gyeoul geurigo bom
- Año
- 2003
- Duración
- 103 min.
- País
- Corea del Sur
- Director
- Kim Ki-duk
- Guión
- Kim Ki-duk
- Música
- Park Ji-woong
- Fotografía
- Baek Dong-hyeon
- Reparto
- Oh Yeong-su, Kim Ki-duk, Kim Jung-yeong, Seo Jae-gyeong, Kim Yeong-min, Ha Yeo-jin, Ji Dae-han
- Productora
- Coproducción Corea del Sur-Alemania
- Género
- Drama
- Sinopsis
- Dos monjes viven en un monasterio aislado. Bajo la atenta mirada del más viejo, el más joven ve pasar las estaciones de la vida. Primavera: un niño monje se ríe de una rana que intenta librarse de una piedra que tiene en la espalda. Verano: un monje adolescente conoce el amor. Otoño: un monje de treinta años intenta hacer algo que va contra su naturaleza. Invierno: el monje está próximo a la vejez y alguien llega al monaterio. Primavera: el viejo monje conversa con la naturaleza; cerca de él juega un niño monje.
- Premios
* Ficha largometraje en:
http://www.filmaffinity.com/es/film763256.html
* Fuentes bibliográficas:
Ver película en
https://www.youtube.com/watch?v=SGJYxc8NPOY
Su apuesta un tanto estudiada y de un gran sentido representativo cae en las apariencias como también en lo pretencioso , disponiéndolo todo al servicio de una intención didáctica demasiado explícita.
ResponderEliminarLas interpretaciones pasan del reservado e inexpresivo propio del budismo , a la exageración gestual para mostrar unos estados interiores de desespero o de deseos de venganza y revancha ; el tiempo lentísimo hace pesada la asimilación de una historia que se ve venir en cada estación, y el guión nunca llega a coger el compás ni la cadencia adecuada.
Por lo tanto , la grandeza y delicadeza del entorno y la espléndida fotografía acaban no siendo suficientes para recomendar el filme . Hasta la muerte en el propio lago, única vez en el que sus dos estrellas principales apenas hacen uso de la palabra porque la imagen habla por ellos.
Leandro Pereira